Loli Dodds: La emprendedora que aprendió a reinventarse y no quedarse de brazos cruzados luego de la crisis

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Ella es Loli Dodds, una cocinera, madre, emprendedora y deportista de 31 años que hace 12 años que se dedica a la cocina de manera profesional. “El amor hacia la cocina lo mamé desde chica, vengo de una familia muy grande a la que le gusta comer bien”, cuenta Loli. 

“Mis inicios en la gastronomía fueron a todo vapor”, comienza. Empezó a estudiar y arrancó una pasantía en el que sería su primer lugar de trabajo. “Es cierto que los trabajos en cocina son sacrificados, porque siempre vas a contra horario de la mayoría de tus amigos, familia, pareja y casi siempre trabajas el fin de semana”. Pero a pesar de todo esto Loli estaba “flasheada y comprometida a fondo”. Esta primera experiencia la marcó muchísimo. Lavó platos, aprendió absolutamente todo lo que se le enseñó, ella la llama una etapa “esponja: técnica, emplatado, cocciones, materia prima, atención, maridaje, lenguaje, tiempos, modos, trabajo en equipo y jerarquías”.

Después de trabajar en relación de dependencia en distintos restaurantes de Buenos Aires, Loli emprendió un viaje gastronómico a Europa “con el que sonaba hace mucho tiempo”. En Francia conoció la cadena de supermercados de supercongelados “Picard” y cuando volvió a Argentina ese concepto quedó resonando en su mente. 

Una vez de vuelta, empezó a trabajar en un restaurante espectacular en el que continuó su formación, “aunque mi proyecto ya quería ser más que una idea”. Mientras empezaba la etapa de ejecución de su primer emprendimiento siguió en el restaurante, “porque además de encantarme, me daba un ingreso para la inversión inicial”.

“Así nació ‘La Comanda’ (regala tiempo y amor), un ecommerce de menúes congelados, platos, postres y panes para stockear en tu freezer”. Los primeros 6 meses lo ofrece solamente como regalo de casamiento, cumpleaños, maternidad, ya que no quería que se le descontrolara el volumen de ventas y no dar a basto, además de que seguía en el bistro 6 servicios por semana por las noches y full time.

“Llegó el día en que largué el trabajo y me dedique 100% a la La Comanda. Venía creciendo muy bien y me anime”

Loli siempre fue una persona muy inquieta y le cuesta limitarse a trabajar haciendo siempre lo mismo. “Así que de la mano de La Comanda, estudie sobre emprendedurismo, sobre huerta, sobre química culinaria”. También trabajo en ferias, hizo eventos, trabajo en restaurantes chicos y no tan chicos algunos servicios por semana. 

Pero tuvo un punto de quiebre. “La comanda estaba en su tope de producción, tenía los costos controlados pero el margen era chico. Para crecer había que buscar inversores y arrancar de nuevo en una planta; y no era lo que más me entusiasmaba, quería seguir teniendo contacto con el servicio directo al cliente, con el despacho y los fuegos. Alrededor de Julio de 2017, me llamó un amigo que tenía un local gastronómico en Capital y necesitaba una mano gastronómica. Fui a ver y escuchar lo que necesitaban. El desafío era grande. La Comanda continuaba con dos empleados part-time y yo empece a estar full time en el local de Capital”. A los pocos meses le ofrecieron formar parte de esa sociedad y aceptó. La Comanda congelada cerró y su vida dio un giro grandísimo.

“Empezó una etapa nueva, de mucho crecimiento y aprendizaje. Me empape y forme en el mundo de la empresa”. Loli pasó a ser socia gerente de la SRL, con dos locales en microcentro, 13 empleados, mucho volumen de compra y producción y cerca de 500 tickets al dia. “Procesos, costos, liderazgo, RRHH, recetas, asesorías, pull de compras y todos los pormenores de tener local, que son muchos”, explica. 

Hicieron un rebranding del nombre original y adoptaron el nombre que ya era de ella ‘La Comanda’, “cambiando obviamente la estética, mensaje y gráfica”.

En Abril de 2018 nació Martu, su primera hija, “momento único de mi vida”.

El primer local lo cerraron en Mayo de 2019 tras 2 devaluaciones fuertisimas “que nos había dejado tirados”. Con ese local Loli aprendió muchísimo, en microcentro cada cuadra tiene su público cautivo y hay ciertas fronteras que varían el público de forma rotunda. “En ese local habíamos duplicado prácticamente al 100% el local original, que era super exitoso y estaba ubicado a 6 cuadras. Y ese fue el error que nos salió caro. Pifiamos el producto para esa plaza o pifiamos la plaza en donde nosotros queríamos seguir vendiendo el producto que nos representaba”

Ocasionalmente Loli participaba de servicios o ferias en los restaurantes donde había trabajado. “Empecé a asesorar en distintos locales gastronómicos, un nuevo desafío”. 

Creó su cuenta de Instagram con la finalidad de darse a conocer y de formar una suerte de portfolio online para cualquier proyecto que pudiera surgir.

A fin de 2019 Loli hizo el “Ventures Academy” con UdeSA y Endeavor, “que me conecto a muchos emprendedores y profesionales expertos en Pymes y Startups. Por esos días ya estaba embarazada de Jacinta”

El local que quedaba de La Comanda funcionaba “como un violín”. Formaron un equipo muy lindo y eficiente. Sano, transparente y coordinado. Los procesos e incentivos andaban bien y la experiencia del cliente mejoraba. Las ventas estaban muy bien.

Pero llegó Marzo del 2020 y arrancó el aislamiento y la cuarentena. “Cerramos el 19 de marzo. Yo caminaba por las paredes, embarazada de 8 meses, encuaurentenada, con el local cerrado y la incertidumbre que me daba una angustia horrible. En abril llegó Jasu a nuestra vida y fue un bálsamo”. En Junio y con el local aún cerrado activaron la producción de platos congelados desde otro local en zona norte, como para generar algo y pagar los créditos. “Sirvió, pero no como para hacerlo negocio. Microcentro no volvía, no había nadie en las calles, los meses pasaban sin grandes avances ni esperanzas. La Comanda era un negocio de volumen, margen chico, precio bajo, volumen”.

“Así fue como un día de tristeza pero de sinceridad, nos reunimos con mis socios y decidimos que el local ya no iba a poder volver. Veníamos acumulando deuda de los gastos fijos, impuestos, sumado a los créditos; que en el todo sumaban una cifra más que importante y que si el escenario de pandemia continuaba, sería difícil de regularizar”. 

Así fue como llegó el final de su segundo emprendimiento. La dura, pero comprensiva y emotiva charla con sus empleados, el desarme, la venta de las cosas y el desarraigo de ese espacio “que tanto me dio y me enseñó”.

Pero Loli no se quedó de brazos cruzados, los siguientes meses fueron claves para su reinvención. En Agosto empezó a ser profesora de cocina para un instituto de gastronomía y en octubre empezó con un nuevo proyecto de eventos gourmet a domicilio para máximo 15 personas que llamó “A la Carta”. “Consiste en que voy yo a la casa del cliente y preparó un menú de pasos delicioso. Hago las compras y la producción yo misma. A lo sumo llamó a un ayudante de cocina o de salón para el día del evento”.

Loli cierra dejando algunos conejos:

Como para darle un cierre a este testimonio, destaco algunos puntos generales:

  • Si bien hay personalidades que son más afines a la vida del emprendedor, creo que si hay pasión, método, resiliencia y esfuerzo, se puede. La resiliencia o entereza es la capacidad para adaptarse levemente con resultados positivos frente a situaciones adversas.
  • En mi primer proyecto emprendí sola. Tuve ayuda y soporte para muchas cosas, pero en general estaba por mi cuenta. Me gustó emprender en equipo, en sociedad, con mucha más tracción y nutrirme de los distintos integrantes.
  • Mirada puesta en el cliente/ usuario. Esto me parece CLAVE para crecer en la dirección correcta. Humildad, escucha, cambio, mejora segura.
  • El buen trato y el respeto como moneda de cambio. No importa si es proveedor, asesor, empleado, inversor o jefe. El respeto, la empatía y la escucha son la ley de una buena relación. Sabé que todo vuelve, y lo bueno vale el doble.
  • Buscá seguir formándote, leyendo, estudiando. No te estanques. Siempre hay cosas para aprender, para imitar, para mejorar.
  • Muchas veces es duro, las responsabilidades aplastan, hay que pagar las cuentas, los números no dan, los proyectos fracasan, hay peleas, desencuentros, discusiones. Se vos mismo el que aporte una sonrisa de calma, el que renueve la energía, el modo. ¡Aprendé a pedir perdón, por que te vas a equivocar! Depende de VOS elegir el camino y la forma en la que lleves tu vida emprendedora.
  • Mi anhelo es seguir disfrutando de mi profesión y mi vida laboral. Seguir sorprendiéndome y desafiando mis capacidades. Suena trillado, pero cuando uno no disfruta lo que hace, todo se hace más cuesta arriba.
  • Dame siempre las ganas de ir para adelante y de volver a arrancar. 2021, ¿qué tenés planeado? Estoy lista».

The Man in the Arena 

No es el crítico quien cuenta;

ni aquél que señala cómo el hombre fuerte se tambalea,

o dónde el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor.

El reconocimiento pertenece al hombre que está en la arena,

con el rostro desfigurado por el polvo y el sudor y la sangre;

quien se esfuerza valientemente; quien yerra,

quien da un traspié tras otro,

pues no hay esfuerzo sin error ni fallo;

pero quien realmente se empeña en lograr su cometido;

quien conoce grandes entusiasmos,

las grandes devociones;

quien se consagra a una causa digna;

quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso,

y quien en el peor de los casos,

si fracasa,

al menos fracasa atreviéndose en grande,

de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota.