Antares: la historia de tres amigos que revolucionaron la cerveza artesanal

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En 1998, tres amigos marplatenses —Pablo Rodríguez, Leo Ferrari y Sebastián Zuccardi— decidieron hacer cerveza artesanal en casa. Lo que comenzó como una curiosidad y una pasión compartida, pronto se transformó en una idea de negocio. En una época en que la cerveza artesanal era casi inexistente en Argentina, apostaron por un producto de calidad, con identidad propia y una experiencia distinta.

La primera fábrica funcionó en un pequeño local de Mar del Plata. Vendían directamente al público, explicaban el proceso, ofrecían degustaciones. El boca a boca fue su primer motor de crecimiento.

Primeros pasos: foco, comunidad y coherencia

Antares no nació con grandes recursos, pero sí con una visión clara: ofrecer una cerveza distinta, bien hecha, y construir comunidad alrededor de ella. Desde el inicio, cuidaron tres aspectos clave:

  • Calidad constante: cada lote debía cumplir con estándares exigentes.
  • Educación del consumidor: explicaban qué era una IPA, una Stout, una Red Ale.
  • Ambiente de marca: los bares Antares no eran sólo puntos de venta, eran espacios de encuentro.

“No vendíamos cerveza, vendíamos experiencia. Queríamos que la gente se sintiera parte de algo.” — Leo Ferrari, cofundador

El salto: franquicias, expansión y exportación

Con el tiempo, Antares comenzó a abrir bares en otras ciudades. Primero como sucursales propias, luego como franquicias. El modelo funcionó porque mantenían el control de calidad, la estética y la cultura de marca.

En paralelo, comenzaron a exportar a países como Chile, México y Estados Unidos. La clave fue adaptar el producto sin perder identidad, y aprovechar el boom global de la cerveza artesanal.

Hoy, Antares tiene presencia en más de 10 países, decenas de bares en Argentina y una planta de producción moderna que sigue apostando por la innovación.

Claves del crecimiento: consejos para emprendedores

La historia de Antares deja aprendizajes valiosos para quienes están empezando:

1. Empezar con lo que se tiene

No esperaron el momento perfecto ni grandes inversores. Usaron lo que tenían, aprendieron haciendo y fueron creciendo paso a paso.

2. Construir comunidad

Desde el inicio, generaron vínculos con clientes, proveedores, empleados. La comunidad fue su mejor publicidad.

3. Cuidar la calidad

Nunca sacrificaron calidad por volumen. Eso les permitió sostener el crecimiento sin perder credibilidad.

4. Crear una marca con alma

Antares no es sólo cerveza: es una estética, una narrativa, una experiencia. Eso fideliza y diferencia.

5. Saber cuándo escalar

Eligieron bien el momento para expandirse, sin apurarse. Primero consolidaron, luego crecieron.

6. Adaptarse sin perder esencia

Al exportar, ajustaron sabores y presentaciones, pero mantuvieron su identidad. La adaptación inteligente es clave.

El presente: innovación, sustentabilidad y formación

Antares hoy invierte en sustentabilidad (reutilización de agua, reciclado de insumos), en formación (cursos de cerveza artesanal, capacitaciones para franquiciados) y en innovación (nuevas variedades, colaboraciones con otras marcas).

“Seguimos siendo emprendedores. Cada nueva cerveza es un nuevo desafío.” — Pablo Rodríguez, cofundador

Conclusión: emprender con sabor local y visión global

La historia de Antares demuestra que es posible crecer desde lo pequeño, si hay pasión, coherencia y estrategia. Es un ejemplo de cómo un proyecto nacido en una cocina puede convertirse en una marca internacional sin perder su esencia.

Para quienes están empezando, Antares enseña que emprender es construir paso a paso, con foco, con comunidad y con sabor propio.