Emprender desde casa: entre sueños, horarios y platos por lavar

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La pandemia redefinió el mapa laboral argentino. Para muchos, el “trabajo remoto” se convirtió en la norma, y para otros, en la oportunidad de iniciar sus propios proyectos sin salir de casa. Pero emprender desde el hogar, con hijos, pareja y obligaciones domésticas rondando cada rincón, plantea desafíos que van más allá de tener buena conexión a Wi-Fi.

Convivir con la familia y emprender al mismo tiempo implica negociar tiempo, espacio, emociones… y expectativas. En este artículo, repasamos estrategias reales, casos argentinos y consejos para hacer del hogar un terreno fértil para emprender sin naufragar.

El nuevo ecosistema del hogar

En barrios como Almagro, Godoy Cruz o Puerto Madryn, cada vez más personas eligen iniciar sus actividades desde casa. Pero más allá del ahorro en movilidad o alquiler, surge una pregunta inevitable: ¿cómo organizar el día cuando la vida familiar y el trabajo se mezclan?

Los espacios domésticos que antes se asociaban a descanso y convivencia ahora funcionan como escritorios, estudios, salas de reuniones y centros logísticos. Esto implica desafíos arquitectónicos, emocionales y hasta simbólicos: ¿cuándo empieza y cuándo termina la jornada laboral si el trabajo está siempre ahí?

Emprendedores, familias y zonas compartidas

Andrea Villalba, diseñadora gráfica en Banfield, convive con su esposo y sus dos hijos en un PH reciclado. “Tuve que dejar de usar la mesa del comedor como escritorio. Ahora armé un rincón propio en el pasillo con panel acústico y cartel de horarios. A veces parece absurdo, pero me da autonomía”, explica.

Esteban Correa, editor digital que vive con su madre jubilada en Caballito, suma: “Ella cree que, por estar en casa, puede interrumpir cuando sea. Le expliqué que tengo reuniones y tiempos de edición que no se pueden cortar… ahora pegamos horarios en la heladera y usamos WhatsApp, aunque estemos en el mismo departamento”.

Criar mientras se emprende: ¿misión imposible?

Para quienes tienen hijos chicos, el dilema se multiplica. Clara Huenchullán, emprendedora textil en Chubut, es madre primeriza y trabaja junto a su pareja desde el mismo hogar. “Nos pusimos rígidos con los turnos: cuatro horas para mí sin bebé, cuatro para él. Lo respetamos casi como si fuera una oficina real”, afirma.

En otro extremo, Lautaro Álvarez, programador freelance en Mendoza y padre de dos adolescentes, cuenta: “Yo pensaba que ya no necesitaban atención. Pero con el tiempo entendí que aunque estén más independientes, hay que estar presente. Así que trabajo desde la cochera adaptada y a la tarde corto sí o sí para merendar con ellos”.

El manejo del tiempo: entre apps, acuerdos y rituales

Los emprendedores consultados coinciden en que administrar el tiempo es el mayor desafío. Algunos tips que funcionan en la práctica:

EstrategiaBeneficioEjemplo
Time blockingEvita distracciones; prioriza tareasBloques de 2h de foco + 1h de descanso
Calendario compartidoCoordinación familiarGoogle Calendar entre pareja e hijos
Primer y último ritual diarioMarca inicio y finIniciar con café + leer noticias; cerrar con lista de pendientes
Apps de productividad visualSeguimiento con familiaTrello compartido + alertas tipo semáforo
Tiempo sin pantalla compartidoRefuerza vínculosSalidas breves sin celular ni trabajo

Cuando el entorno no ayuda: ruidos, juicios y dudas

Muchos emprendedores enfrentan cierto estigma familiar o social. “¿Pero trabajás de verdad si estás en pantuflas?”, “¿No te distraés demasiado?”, “¿Por qué no conseguís un ‘trabajo estable’?” son frases que escuchan con frecuencia.

Según el sociólogo laboral Juan Pablo Ottino, “existe un prejuicio cultural muy fuerte en Argentina sobre el trabajo desde casa. Se lo asocia a informalidad, inconstancia o falta de ambición, cuando en realidad exige más foco y resiliencia que en una oficina tradicional”.

Conectividad emocional y digital

Más allá del acceso a fibra óptica, muchos emprendedores apuestan a “conectarse emocionalmente” con sus familiares para evitar roces innecesarios. Algunas claves que recomiendan:

  • Dialogar sobre objetivos del emprendimiento con la familia.
  • Celebrar logros juntos, por pequeños que sean.
  • Definir “horarios sagrados” en los que no se habla de trabajo.
  • Reuniones familiares semanales para reajustar rutinas.

Reflexión final: trabajo y familia, sin filtro

Emprender desde casa no es para todos, pero cada vez más argentinos encuentran una fórmula propia que les permite cumplir con sus metas sin alejarse de lo que más valoran.

Como dice Clara: “No es más fácil, es más íntimo. Me obliga a conocerme mejor, a ajustar todos los días y a trabajar con más conciencia. No tengo jefe, pero sí tengo que rendirme cuentas a mí misma… y a mi hijo, cuando me pide jugar y yo le digo ‘esperá que termino este diseño’”.